Esperamos llegar pronto a algún lugar, ya que realmente no sabemos si vamos en una dirección adecuada, olvido mencionar que después del haz de luz, ya varios son los días, que en el desierto se levanto una tormenta de arena, la cual solo nos deja ver a solo dos metros de distancia, la luz del sol, llega muy tenue, y de la noche, prefiero no hablar...
En el capitulo de hoy...
Si las noches son muy frías, pero lo más preocupante era el silencio, silencio absoluto, solo escuchábamos nuestra respiración. Los 15 seguíamos vivo, dejamos atrás el vehículo accidentado, tratando de buscar un poblado cercano, para pedir ayuda a los mal heridos que quedaron atrás, pero el caminar se hacia eterno, al igual que en la faena tome la iniciativa de dirigir el destino de nuestro deambular, donde debiamos detenernos y donde parapetar para pasar la noche fría. Pasado la semanas ya el desierto se nos hacia familiar, sabíamos muy bien a que hora debíamos parar, ya que el clima era muy ordenando en su rutina y las tormentas de arena eran muy puntuales todos los dias.
También supimos que bichos comer y de cuales no, recuerdo que en los primeros días, los dolores estomacales que tuvimos al comer el insecto equivocado, a su vez como recolectar agua del sereno, y no olvidar que debíamos enterrarnos bajo la arena, para soportar el frió.
Pero, pasado varias semanas, había mucho calor de día y frió de noche, no encontrábamos poblado alguno, solo nosotros quince, no había señales de vida humana, y ya llevábamos, si no saco mal la cuenta, dos semanas perdido en este inmenso desierto.
Ya el tema del accidente es solo un recuerdo, muchos quisimos olvidar las imágenes del fuego y que decir del haz de luz...
(continuará)